top of page

 


Con su gran desarrollo, las reducciones guaraníes se transformaron en fuertes competidoras de las ciudades cercanas (como Asunción o Buenos Aires). En éstas, comenzó el malestar y el mito de las grandes riquezas atesoradas en las misiones. Llamaba la atención que comprasen artículos de oro y plata para magnificar el culto.
Hacia el año 1776, los pueblos jesuitas pasaban su mejor momento de esplendor económico, social y cultural, fue entonces cuando Carlos III ordenó la expulsión de los clérigos de la Compañía de Jesús de todos sus dominios. La orden se cumplió con celeridad y en sustitución, la Corona Española crea la Provincia Hispánica o Provincia Colonial de Misiones, de conformidad a las Leyes de Indias.


Al momento de la Revolución de Mayo en 1810, los misioneros fueron los primeros en adherir a la Causa de la Emancipación en forma espontánea.
Los representantes del pueblo -vecinos caracterizados- se reunieron en una Junta General, convocada por orden de Don Tomás de Rocamora, a la fecha Gobernador Interino de Misiones, pronunciándose por unanimidad en favor de la Revolución y resolviendo que la hasta entonces Provincia Hispánica, pase a denominarse Provincia Revolucionaria de Misiones.
A consecuencia de los sucesos de Mayo y de que Paraguay no se adhirió a ellos, se envía una expedición militar comandada por el General Belgrano, quien a fines de Diciembre de 1810, redacta en tierras misioneras el "Reglamento para los Naturales de Misiones", y deja en las tierras de la actual ciudad, una guarnición de vigilancia para el paraje conocido entonces como Rinconada de San José. Sin embargo, como consecuencia de la derrota de la expedición militar y a la definitiva separación del Paraguay de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se firma un Tratado que afectó seriamente la integridad territorial de Misiones, ubicando a esta región bajo dominio paraguayo.


Posteriormente, el 10 de Setiembre de 1814, el Director Supremo Don Gervasio Antonio de Posadas, crea la Provincia de Corrientes, a la que anexa Misiones, y por ende la Rinconada de San José. Pero los paraguayos no estaban dispuestos a entregar las tierras pacíficamente. Ante una tenaz oposición, surge la figura de Andrés Guacurari, un guaraní hijo adoptivo del caudillo oriental Gervasio de Artigas, que con un ejército de nativos presenta batalla a los usurpadores ocupantes del pueblo, en el Combate de Candelaria, el 12 de setiembre de 1.815. El Comandante Guacurarí vence, respetando la vida de los vencidos y recuperando a Misiones del dominio paraguayo y de la posesión correntina.


Esta autonomía duraría pocos años, al desaparecer el Comandante Indio por haber caído prisionero de los luso- brasileños, la región vuelve al dominio de la provincia de Corrientes, que entonces dicta la homologación de aquel Decreto de Posadas del año 1.814, haciendo desaparecer materialmente del mapa argentino a Misiones, que a pesar de todo logra subsistir en sus derechos por sucesivos tratados interprovinciales.


Hacia 1840, Don Rodríguez de Francia, Dictador Paraguayo, muy interesado en resguardar el tránsito comercial por la zona de la Rinconada de San José, ordena la construcción de una "Trinchera", utilizando los murallones jesuíticos existentes. Para realizar esta obra, cruzaron el río Paraná doscientos cincuenta hombres transportando materiales y herramientas. La trinchera aprovechaba la topografía de este lugar, y fue construida en piedra bruta y extendiéndose por 2,5 km. Así cruzaba la actual ciudad, encerrando una importante extensión de campos que eran utilizados como potreros para la hacienda, que traída desde los campos correntinos, se cruzaban en "chatas" a remo hacia el Paraguay. Surge así la denominación de "Trinchera de San José”.
Al finalizar la guerra con el Paraguay, el pueblo estaba habitado por numerosos criollos, comerciantes o ex- soldados, a los que se incorporaron españoles recién llegados, extendiéndose el caserío desde el puerto hacia el actual casco céntrico.


Dada la importancia que adquiría el pueblo, el 8 de noviembre de 1870, el Gobierno de Corrientes promulga la Ley de Creación del Departamento de Candelaria, designando a Trinchera de San José como sede de sus autoridades.
El pueblo fue aumentando su población con más comerciantes y empleados públicos. Las casas, hacia 1871 eran de paredes de adobe y techos de paja.
Las primeras elecciones municipales se llevan a cabo el 13 de octubre de 1872 y según los resultados se constituye el primer Concejo Municipal de Trinchera de San José, presidido por Don Francisco Lezcano.


En 1879, la Legislatura correntina aprueba la iniciativa del Poder Ejecutivo y cambia el nombre de Trinchera de San José por el de Posadas (22 de Septiembre de 1879), en homenaje al Director Supremo que anexara esta porción de territorio misionero a aquella provincia y al mismo tiempo en que se habilitó el puerto el 30 de Julio de 1884, pasó a ser capital del entonces territorio de Misiones.
Federalizada como gobernación nacional en 1881 comenzó a inmigrantes, en su mayoría polacos y ucranianos.
Desde el año 1953, la ciudad de Posadas es la sede del gobierno provincial y de las autoridades delegadas del poder federal de la República, y cinco años más tarde sancionó su Constitució.

EN SINTONIA CON EL AYER...



Por el periodista Horacio Cambeiro



Según los historiadores y antepasados, en la década del ´20 en Posadas, toda la existencia ciudadana se desenvolvía en unas pocas manzanas encerradas entre las calles Entre Ríos, Junín, Belgrano y Rivadavia. Fuera de esta pequeña superficie, la “ciudad”, como tal, no existía.
Pocas casas, calles intransitables, ausencia de luz, pantanos y bosquecillos caracterizaban esos alrededores atrasados y desiertos.
Hacia el sur, la avenida Mitre era el límite de la raleada y pobre edificación, pues en “El Palomar” (lugar entonces conocido con el nombre de “carrería de Barthe”) no existía más de una docena de ranchos diseminados en extensas chacras plagadas de gigantescos hormigueros.


 

El mentado “camino al Zaimán” (hoy avenida Uruguay) no alineaba hasta Villa Gutiérrez (ahora Villa Urquiza) más de dos o tres casas de comercio.
Por el norte, y luego de franquear la avenida Roque Pérez, el rancherío ofrecía un deprimente aspecto hasta el lugar en que -frente a Punta Gómez- se levantaba el edificio de dos plantas de la Asistencia Pública, donde había tenido su sede el famoso Batallón “12 de Línea”.
Si la zona Este era igualmente paupérrima, en la del Oeste el terreno podía cruzarse en todas las direcciones imaginables, ya que carecía de moradores o los tenía en una reducida proporción.

 

POSADAS MISIONES

Historias y leyendas
Posadas, bañada por el río.

Sobre la barranca del río Paraná se encuentra Posadas, capital de Misiones. Fronteriza con la ciudad paraguaya de Encarnación, están unidos por el puente Internacional San Roque González de Santa Cruz.
Según los estudios arqueológicos realizados se estima que el territorio misionero fue habitado por los pueblos indígenas desde unos 10.000 años atrás.
Los aborígenes que vivían en distintas regiones, eran: Tobas, Matacos (wuichi) y Pilagás, y otro grupo de aborígenes cerca de la costa del Alto Pilcomayo de nombre Chulupíes, formado de desprendimientos de tribus paraguayas.
Existían varios grupos nómades denominados montaraces.

 

Todos eran de distinto origen lingüístico y pertenecían a una economía cazadora y recolectora.

De los documentos religiosos de la época, se rescata que la conquista espiritual de los aborígenes pobladores de la región fue autorizada en 1.608/9, e iniciada por la vía Asunción - Tebicuary, por el Padre Lorenzana, integrante de la Compañía Jesuita.
Levantaron diez reducciones que albergaron miles de indígenas. Testimonios de tan extraordinaria labor son las ruinas, que aún se conservan, como las de San Ignacio Miní, que fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Llegaron a reunir 46.500 habitantes en 1773, superando a Córdoba y Buenos Aires. Pero la expulsión de los jesuitas en 1767 provocó su decadencia y derrumbe.


La Compañía se instaló en esta zona hacia 1550-1551, siendo el P. Manuel de Lobrega quien inició la evangelización. Carlos I fue reticente a conceder permiso a los jesuitas para ir a América. Felipe II también fue remiso. Pero en 1565 aparecieron las primeras reducciones de carácter oficial.
El Padre Roque González de Santa Cruz estuvo acompañado en su evangelización por un niño nativo: Miguel de Ávila, y dió comienzo a la primera Reducción sobre la...." laguna que desaguaba en el río"... y que actualmente se entiende fue la laguna San José.

Las grandes fiestas se realizaban en el Club Recreativo o en el Social (el de Artesanos tuvo efímera vida); las asambleas públicas o los actos políticos en la Plaza Mayor y las reuniones sociales, que convocaban a numerosas familias, se llevaban a cabo en domicilios particulares de perfumados patios y amplias salas, donde el piano constituía el motivo de mayor animación.


En las noches estivales, el cine al aire libre resultaba una diversión forzosa. Los más concurridos fueron los situados en Bolívar y Ayacucho, y San Martín esquina Colón, sobre cuyos espacios hoy se yerguen los edificios del Correo y el Banco Hipotecario.
Pero lo que siempre perturbaba el sueño de la gente joven eran las cabalgatas en las noches de luna, que generalmente tenían por meta la quinta de Fragueiro, famosa por su arboleda y la diversidad de sus especies florales.

bottom of page